"Cuando una situación interior no se ha hecho conciente, aparece en el exterior como destino" 
Hemos estado ya por cuatro semanas reconciliándonos con nuestro artista interior, y a medida que empieza a expresarse es natural que una de las barrera más importantes que surjan para nuestra recuperación creativa es la pobre y limitada noción de lo que realmente somos capaces de realizar.
Decidimos arrogantemente de antemano el alcance del poder de la Inteligencia Creadora y si recibimos un regalo que exceda nuestra imaginación a menudo lo devolvemos.
Si recordáramos cuál es la fuente de nuestra creatividad (pista: no es nuestro ingenio, inteligencia, preparación, talento, maestros o talleres como este) nos daríamos cuenta que podemos considerar para fines prácticos al Universo como una fuente bancaria de creatividad ilimitada.
Por eso tememos que si están empezando a fluir las cosas, podemos derrochar o agotar muy pronto nuestra buena suerte, nuestra reserva de abundancia espiritual.
O peor aún tememos que estemos tomando los dones y oportunidades destinados a otra persona (como si nosotros decidiéramos eso) eso es lo que llama Julia Cameron caer en la TRAMPA DE LA VIRTUD que consiste en sabotear nuestra creatividad en nuestro afán de quedar bien con otros.
El artista necesita tiempo libre, tiempo para no hacer nada, y si no se lo brindamos va a sufir de anorexia creativa y lo que es peor: No volverá a confiar en nosotros.
Tampoco se trata de retirarse en un falso sentido espiritual a una soledad sin amor, donde nos creemos por encima de la raza humana. Este tipo de "virtud" es mortífera para el artista.
El verdadero ser que habita en nosotros "es un personaje inquietante, sano y ocasionalmente anarquista, que sabe cómo jugar, cómo decirle "No" a los otros y "Si" a sí mismo."
Nos vemos este Domingo y hasta entonces les deseo mucha soledad para su artista interior.